Los profetas de la catástrofe se relamen los bigotes con cada dificultad que surge para el gobierno del presidente Petro. Han profetizado desde el surgimiento de su propuesta de Paz Total que esta sería un rotundo fracaso. Se alegran de cada dificultad pues lo que quieren es el regreso a los tiempos aciagos de la confrontación armada en la mayor parte del país. En esa cruzada se suman no solamente la oposición de derecha sino también los que posan de centristas con su superioridad moral. Todos a una quieren que el país se vaya por el despeñadero para poner de presente el fracaso de una opción política alternativa que ellos llaman de extrema izquierda.
Lo he reiterado, nadie se imaginaría que una apuesta por la Paz Total fuera sencilla. Como dicen los negociadores: “…no negociamos con angelitos” y, muy seguramente el gobierno ha pecado por no tener una propuesta clara de negociación. El presidente Petro ha planteado que la paz es más que el silencio de los fusiles de los combatientes en armas y que se busca por ello la consolidación de las reformas sociales que son urgentes para mejorar la condición de pobreza e inequidad de la mayoría del pueblo colombiano.
Negociar simultáneamente con grupos con una opción preferencial por la lucha armada es complejo. Sin embargo, se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. Lograr un cese al fuego con medios de verificación con el Eln y el Estado Mayor Central de las Farc, no es poca cosa. Hace menos de un mes celebrábamos que esto se viniera presentando y lo consideramos un avance en el proceso de construcción de la Paz Total. Hoy surgen negros nubarrones que desafían la estabilidad y el rumbo de ambos procesos y de nuevo sectores de opinión que quisieran regresáramos a la confrontación armada tirando a la caneca la opción de la negociación.
El Eln con el secuestro del padre de Luis Díaz, uno de los jugadores más queridos de la selección Colombia, le dio un golpe artero a la confianza y credibilidad de la negociación con este grupo. Con este tipo de acciones, la opinión pública toma distancia de la salida política y pide mano dura presionando al gobierno para que se rompa el proceso. Flaco servicio a la paz generan estos actos repudiables. O se negocia en serio o no se podría creer en una organización que incurre en esta clase de actos. La liberación del secuestrado y de todos los secuestrados por este grupo se debe dar. No es suficiente en que reconozcan este hecho como un error, sino que se libere de inmediato a la víctima de este atroz delito.
La cereza del pastel es la amenaza del Estado Mayor Central de romper las negociaciones con el gobierno de manera definitiva si este no se compromete a cumplir una serie de aspectos que están presentes en los acuerdos en construcción. Un pulso que pone en jaque al gobierno del presidente Petro y que genera tensiones con las fuerzas militares que vienen copando territorios donde este grupo ha tenido presencia histórica. Crítico momento a superar por el bien de todos los colombianos.
Los vientos huracanados sacuden el barco de la Paz Total, es imperativo tener flexibilidad para no hacerlo naufragar ante estos embates enfurecidos de los grupos irregulares con los que se negocia y la oposición política. Aún con estas circunstancias, el desafío consiste en hacer llegar esta nave a buen puerto, un embarcadero donde quepamos todos y sea posible la reconciliación, la convivencia y la tan anhelada paz.