“Se nos fue el padre Antonio María”, le escuché decir a una lideresa reconocida de la comuna 8 de Ibagué. “Fue un gran sacerdote”, dijo otra vecina de Atolsure. Y si, se nos fue del plano terrenal este gran pastor que se distinguió por abrazar la causa social y el trabajo denodado por los más pobres y necesitados. Falleció hace una semana y de el se manifestaron cosas exaltando su obra y su faceta humanista, sin duda todos esos reconocimientos válidos y justos.
No hay mucho que agregar sobre tanta dedicación a lo social, sin embargo, quiero compartir con los lectores una faceta no reconocida en su justa dimensión, su trabajo de intenso impulsor y animador del Plan Estratégico de la Comuna 8 de Ibagué, un hito en la planeación en la región que derivó en política pública del municipio.
Corría el año 1996 y la Fundación Social promovía una propuesta de formular un plan estratégico en la comuna 8, reconocida como la bomba social de Ibagué. Dentro de los actores convocados para hacer sinergia, estaban los sacerdotes de la comuna. Había tres parroquias y el Presbítero Antonio María Cifuentes estaba al frente de la de Atolsure. La idea era promover una red de las mismas para promover y animar en la comunidad la participación en esta iniciativa social. Esta propuesta fue inmediatamente aceptada por el padre Cifuentes y desde ahí surgió su compromiso con esta idea.
El padre Cifuentes desde el púlpito alentaba la propuesta desde la celebración de las eucaristías. Fue recordada la anécdota de la apertura del espacio durante la celebración del viacrucis en semana santa de ese 1996, permitiendo que, en varias estaciones, interviniera el coordinador del proceso de planeación perteneciente a la Fundación Social. Sin duda un hecho inédito, reflejo de su compromiso con la formulación del plan.
En un libro de sistematización elaborado por la Fundación Social que recoge el inicio de la formulación del plan estratégico de la comuna 8, se menciona el acto de apertura del proceso participativo. Se resalta que este evento se realizó en la iglesia de Atolsure y fue precisamente el padre Cifuentes el primer orador del acto. En sus palabras refirió el compromiso de la iglesia con el desarrollo de los más pobres y la necesidad de que los pobladores del territorio se comprometan consigo mismos en la búsqueda del progreso y el bienestar de todos.
En este proceso se jugó a fondo y tuvo un papel relevante. Lideró la red de parroquias por ser el presbítero más veterano y el que tenía mayor ascendencia con la comunidad. Siempre fue una voz promotora de la gente en su compromiso con este plan de desarrollo. Se le escuchaba decir que el desarrollo era con todos y la comuna 8 de bomba social debía transformarse en ejemplo de reconciliación y paz. Su convencimiento en la necesidad de la convivencia lo hizo comprometerse no solo con la planeación participativa del desarrollo sino que lo terminó convirtiendo en un militante de la causa por la paz impulsando una mesa regional con otras instituciones gubernamentales y no gubernamentales.
Su obra trascendió y evidenció el compromiso de la iglesia en su opción preferencial por los pobres a quienes dedicó su vida. Hoy ante su ausencia física conviene exaltar su labor y la actitud genuina por impulsar las causas sociales. Padre cifuentes, vuele alto y que la paz sea una semilla que siga germinando en el terruño por el que trabajó y en el país que tanto la necesita.