Arrecian las campañas electorales. Se exacerban los ánimos de los diferentes sectores políticos alrededor del señalamiento de las debilidades y los “pecados” de sus adversarios. Crece la pugnacidad y por ello se disuelve el sentido de que la confrontación debe ser alrededor de las propuestas, en tanto el voto ciudadano que se depositará este 29 de octubre será un voto programático. Uno puede indagar por las razones del voto de la gran mayoría de las personas y la respuesta es la simpatía o la expectativa clientelista alrededor de uno u otro candidato. Mala cosa.
Llamar la atención sobre las propuestas es algo atípico, tanto que hace algunos días un candidato en trance de campaña me dijo sin palidecer que la gente no se interesa en estas y sí en las promesas concretas de empleo o contratos que puedan tener más adelante cuando se llegue a la Alcaldía por la que se está compitiendo. Así de claro y con ese desparpajo se manifiesta.
En contravía con esta dinámica, contaminada y perversa se presentan otras iniciativas ciudadanas con otros sentidos. Este sábado anterior, en Chaparral, se realizó un evento con candidatos a la Alcaldía de ese municipio convocado por Tolipaz y la Red de Mujeres Chaparralunas. Un espacio cuyo propósito era hacer un ejercicio de incidencia política ordenado, respetuoso y propositivo.
Se hicieron presentes los candidatos y/o sus delegados para hablar de sus propuestas en un formato creado por las organizaciones sociales que coadyuvaron a su convocatoria y realización. La intervención de cada uno de ellos se hizo alrededor de preguntas escogidas por las organizaciones y que eran formuladas sobre la agenda de desarrollo y paz construida participativamente por las instancias de participación ciudadana del municipio.
El escenario estuvo servido para escuchar propuestas y no agravios como se estila en estos tiempos. Las preguntas formuladas versaban sobre temas concretos de la agenda de las organizaciones que a su vez estaban enmarcados en los ejes del plan nacional de desarrollo. Se buscaba visibilizar este esfuerzo realizado durante más de un año por los líderes y lideresas de estas instancias.
El evento no buscaba propiciar confrontaciones inanes sino escuchar los planteamientos de los candidatos alrededor de las propuestas de las comunidades. No se buscaba que estos hablaran sobre lo que quisieran, sino que acotaran sus intervenciones alrededor de preguntas concretas de temas y problemas que buscan ser resueltos. El resultado del ejercicio fue satisfactorio para ambas partes, primero para las organizaciones sociales convocantes, en tanto aquí se evidencian los matices de los candidatos, su preparación, conocimiento de temas y alternativas de solución a los problemas del municipio.
Para los actores políticos, este espacio les pone de presente que hay procesos sociales con los cuales dialogar, concertar y acordar maneras conjuntas de resolver las dificultades existentes en la entidad territorial.
El balance de este ejercicio de incidencia política fue satisfactorio y se podría sintetizar en la voz de una participante: “…que los candidatos sepan que nos venimos preparando para proponer y defender nuestros intereses. Ya no les creemos todo lo que nos dicen y luego de elegido el que salga, le vamos a hacer control social para que lo prometido se cumpla”. Más claro no se podría explicar el sentido de la incidencia, esperemos que estas dinámicas se multipliquen y se consoliden con el apoyo de las instituciones que promueven el desarrollo y la paz.