Por: Pedro Helí Parra
La oportunidad está ahí dicen los compas del Programa de Desarrollo y Paz, y sí, ahí puede estar, decimos quienes se supone conocemos del tema. Otra cosa es que la oportunidad sea real…
Iniciamos un nuevo cuatrienio para las administraciones municipales y departamental y hemos sido invitados, en calidad de organizaciones de la sociedad civil – reza la convocatoria –, a participar “activamente” en la construcción de los Planes de Desarrollo, es evidente la genuina intención de los funcionarios a cargo, pues muchos de ellos consideran que nuestro aporte será valioso y que hasta podemos ser un apoyo en esta tarea para sus propias dependencias.
Así las cosas y dadas las expectativas, se preparan las redes de organizaciones locales en los municipios con presencia del PDP, agendas ciudadanas en mano, se organizan las propuestas en los ámbitos en los que fueron diseñadas, en jornadas de trabajo previo se acompañan las organizaciones entre ellas y al final se toman los espacios de participación abiertos para la construcción colectiva de lo que las alcaldías suelen llamar la carta de navegación. La tarea por ahora va bien.
Nos espera en el inmediato, la consolidación de las aspiraciones ciudadanas en contraste con las propuestas consignadas en los Planes de Gobierno, la campaña ya terminó y el administrador de turno ha de encontrarse con sus propias realidades en las justas proporciones. Ahí viene lo difícil.
Es cierto que los diferentes espacios de participación consagrados en la legislación colombiana son escenarios propicios para discusión de las propuestas del Plan de Desarrollo, pero también lo es que allí no se agota la discusión. Las redes han de ser creativas y generar el diálogo con los actores claves, deben intentar trascender en el propósito, pensarse más allá de los límites locales y lograr que este esfuerzo no sea un saludo a la bandera. La oportunidad no se nos puede convertir en un problema.