Imagen tomada de www.elcolombiano.com
Por: Hugo Rincón González
Vuelven las Circunscripciones Especiales Territoriales de Paz. Luego de una fatigante y extensa controversia jurídica durante tres años y medio, finalmente el 21 de mayo la Corte Constitucional rescató este componente fundamental del Acuerdo de Paz firmado entre la exguerrilla de las Farc y el gobierno colombiano. Debemos recordar que en esta negociación el compromiso era la creación de 16 curules para las víctimas del conflicto armado a fin de dar representación política a las personas afectadas y de restituir sus derechos políticos, económicos, sociales y culturales. Funcionarán durante los periodos 2022-2026 y 2026-2030 por su carácter transitorio.
En este recuento breve hay que señalar que, a pesar de la aprobación de las circunscripciones en 2017, las maniobras en contra de la paz de los congresistas del Partido Conservador que presidía el Senado, el Centro Democrático y otros partidos opuestos a esta conquista fundamental para la paz, lograron que su puesta en marcha para el periodo 2018-2022 quedara en el aire.
Ahora estamos en nuevo momento. La mesa directiva del Senado manifestó que enviará para sanción presidencial las curules de paz y el presidente Duque, con poco entusiasmo, ratificó que cumplirá “con su deber”, enfatizando que se debe garantizar que estos escaños “sean para las víctimas” y no para terceros que no ostentan esta condición.
A pesar de esto, varios integrantes del partido de gobierno continúan manifestando en diversos medios de comunicación afines a sus ideas políticas y a través de las redes sociales, que las curules son una imposición de la guerrilla en la negociación de La Habana y que con estos espacios políticos se aumentará la participación de las Farc y sus aliados en el congreso. Como quien dice, no se dan al dolor de tener que ampliar la democracia con otras voces de la Colombia olvidada y maltratada por la violencia.
Si se logra finalmente la elección de estos representantes, deberán ser del sector rural, de aquellas zonas más afectadas por el conflicto armado, se podrán inscribir candidatos pertenecientes a las organizaciones de víctimas, campesinas y sociales.
Los candidatos serán elegidos por mayoría simple, no deberán tener un mínimo de votos y los ciudadanos de la zona donde se elijan tendrán derecho al doble voto: uno en la circunscripción especial de paz y otro en la circunscripción ordinaria de Cámara. Sobre la financiación de las campañas se habla de un sistema especial y unos tribunales transitorios designados por la autoridad electoral que vigilarán el cumplimiento de las reglas.
Esta elección para el caso del departamento del Tolima se realizará en cuatro municipios: Ataco, Planadas, Rioblanco y Chaparral por lo que se espera que aumente la participación electoral en este proceso si se tiene en cuenta la gran oportunidad que tendrán los campesinos, indígenas y organizaciones de víctimas de elegir sus representantes, sin tener que dejarse cooptar por los partidos tradicionales habituales poseedores de la hegemonía política en estas regiones.
Desde ya se debería ir generando una sana deliberación alrededor de los líderes y lideresas que competirán por estas curules. Se requiere la construcción de propuestas programáticas representativas de unos intereses excluidos históricamente que deberán dialogar con otras fuerzas existentes en el congreso. Es la oportunidad reclamada desde hace mucho tiempo y que se volvió posible gracias al acuerdo de paz firmado en noviembre de 2016.
La Colombia olvidada, excluida y marginada tendrá las voces de sus propios representantes en el escenario donde se toman las grandes decisiones del país, es la gran oportunidad esperada para empezar a transformar la nación, una donde avance y se consolide la democracia, donde haya justicia social y equidad para todos.