Imagen tomada de www.valledelcauca.gov.co/
Por: Hugo Rincón González
Hace una semana escribía sobre la importancia de la participación ciudadana y sobre un proceso electoral interesante referido a la elección de los Consejos Municipales de Juventud. Los jóvenes, protagonistas del estallido social iniciado en abril de este año, tendrían la oportunidad de elegir sus representantes en todos los municipios del país; reclamaban soluciones a sus inmensos problemas, protestaban por la falta de participación y además por no ser tenidos en cuenta en la construcción de políticas públicas para la solución de sus necesidades apremiantes.
Los jóvenes tradicionalmente escépticos de participar en certámenes electorales tendrían la posibilidad de elegir a sus propios representantes. Se esperaba una gran afluencia de votantes entre los 14 y los 28 años. Había una inmensa expectativa alrededor de si esa gigantesca movilización juvenil del pasado paro nacional se traduciría en un gran caudal de jóvenes entusiastas votando por los suyos, sin embargo esto no aconteció. Según los datos que arroja la Registraduría Nacional esta elección tuvo un millón de votantes, una cifra esmirriada para lo que se esperaba.
Ante estas cifras las interpretaciones son variopintas, desde quienes las catalogan como importantes y exitosas hasta los que manifiestan con crudeza que son un fiasco, un fracaso rotundo. Lo que si queda claro es la gran abstención de los jóvenes para participar en este evento electoral. Se menciona un porcentaje de 90% de muchachos que no se acercaron nunca a elegir a sus representantes, un guarismo mayor al que ocurre en las demás elecciones de presidente, congreso, gobernadores y alcaldes.
Con los resultados conocidos hasta el momento es evidente que los ganadores son los mismos partidos políticos tradicionales de siempre, aquellos con estructura en casi todas las regiones y los que invirtieron recursos económicos para facilitar las campañas políticas de sus copartidarios. El Partido Liberal sacó el mayor porcentaje de votos, seguido por el Partido Conservador y luego Cambio Radical. Las cifras no mienten y aún falta mucho para que otros jóvenes con pensamiento y militancia alternativa jueguen un papel más relevante en estas contiendas. Esta situación debe tener pensando a quienes creen que son los jóvenes quienes van a generar el cambio con su participación en las elecciones a congreso y presidencia en 2022. Una cosa es clara, estos partidos ganadores utilizaron esta campaña para relacionarla con las de congreso, como quien dice un trabajo con una concepción de combo, dos en uno.
Profundizando en las razones de la gran abstención se podría pensar en: 1) Los jóvenes habitualmente asumen posturas contestatarias y participan más fácilmente en una movilización de protesta que en una elección, 2) Los muchachos no creen en las instituciones por que todas para ellos están cruzadas por la corrupción, 3) Una inmensa franja de los votantes ni siquiera se enteró de esta contienda electoral por la baja difusión e información, 4) El diseño del tarjetón fue confuso, los jóvenes no tienen mayor experiencia en estas votaciones y por ello decidieron no participar, 5) La fecha decembrina no ayudó porque el interés está más en la rumba y el fútbol que en elegir unos consejos de juventud que la mayoría no saben para qué sirven.
Los resultados de esta elección son desesperanzadores, los jóvenes tienen el desafío y el reto de cambiar el clientelismo, la corrupción y la politiquería para transformar el país. Si se quieren cambios deben participar electoralmente, hacerse sentir, no pueden mantenerse solamente en la denuncia, la protesta y la apatía, deben elegir sus representantes para que su voz sea escuchada.
Escribía una tuitera con desazón algo lapidario: “Hubieran hecho las elecciones en Tik Tok, la participación de los jóvenes hubiera sido del 90%. ¿Los Consejos Municipales de Juventud serán otra desilusión?, veremos…