Hay quienes se alborozan por las dificultades en el proceso de construcción de la Paz Total del gobierno nacional.
Esperan cualquier impasse de alguna naturaleza compleja para saltar a señalar que se está entregando al país a los grupos irregulares, llámense estos guerrillas o los Grupos Armados Organizados, -GAO- como ahora se mencionan las expresiones de paramilitarismo y narcotráfico. No ocultan cierta fascinación por este tipo de hechos que enlutan familias de colombianos. Para ellos lo deseable sería que la construcción de la paz fracase estruendosamente.
Lastimosamente es así. Hay sectores que se regodean con la guerra. Necesitan de ella para capitalizarla políticamente. Venden la idea de la seguridad y el orden cuando fracasaron rotundamente en garantizar esa promesa mientras fueron gobierno. Su fanatismo los llevó a realizar una campaña en el contexto del plebiscito de 2016 para que a través de múltiples mentiras la gente votara No al acuerdo de paz con las Farc. Para lograr sus propósitos no se paran en mientes vociferando en contra de cualquier iniciativa que busque la concordia y la reconciliación entre los colombianos.
Quieren mostrar que el país está descuadernado y va raudo hacia el abismo porque no hay la “seguridad” de antes. Aprovechan cualquier hecho violento generado por algún actor con los que trata de negociar el gobierno para estigmatizar la propuesta de Paz Total. Los encargados de este objetivo no solamente son los miembros de los partidos de oposición, sino los medios masivos y ahora el fiscal y la procuradora. El fiscal por ejemplo, parece un activista político opositor, con su campaña dañina y mentirosa, en trance de convertirse en candidato presidencial. Es tan evidente este propósito que algunos opinadores le piden que renuncie y empiece a hacer su campaña sin utilizar su cargo.
La paz como propósito de este gobierno está en aprietos y por ello debemos desatar nuevamente los demonios de la guerra, piden algunos sectores de la sociedad. Olvidan deliberadamente que en el anterior mandato con un ministro que consideraba a los menores reclutados a la fuerza como “maquinas de guerra”, el Eln, según varios estudios duplicó las áreas que controlan, lo mismo que el Clan del Golfo y además por el entrampamiento realizado con algunos líderes de las Farc, surgieron las disidencias.
Una connotada dirigente de la oposición, vocera de la extrema derecha, vuelve con la estrategia de señalar que la Paz Total es una “fantasía” y que Petro quiere entregarle el país al Eln como en su momento lo decían con las Farc. Este señalamiento tuvo su respuesta del presidente de una manera contundente en Twitter: “… ustedes llevaban el país a la violencia, nosotros queremos llevarlo a la paz sin ingenuidades”.
Nadie serio puede pensar que no se vayan a presentar dificultades en la construcción de la Paz Total. Sin embargo, a pesar de los aprietos vividos en esta coyuntura, siempre será mejor una apuesta imperfecta por la reconciliación y la paz, que una opción hacia la reactivación y el escalamiento del conflicto armado con todas las expresiones irregulares existentes en varias regiones del país.
La paz es un derecho fundamental. Nuevamente está en la agenda de discusión y con su logro en la Paz Total ganamos todos. Todas las veces que esté en aprietos, debemos retomarla y seguir adelante por encima de los que pretenden devolvernos a los aciagos momentos de la confrontación y la guerra.