Los contrastes que genera la desigualdad económica en un país como Colombia son, por decir lo menos, aberrantes. En la época de navidad que acaba de pasar muchos hogares colombianos no se preocupaban por comer cerdo o pavo, sino más bien por si iban a tener algo para echarle a la olla, si al menos podían hacer un ajiaco o consumir un tamal, así este fuera de los que se compra en los sitios donde se venden baratos. A muchos niños el villancico cruel de “dónde están los juguetes?”, se les cantó con tristeza por parte de sus padres al ser real la condición brutal de no tener cómo regalar alguna muñeca o carrito de plástico para entretener a los chicos.
Triste realidad para una inmensa mayoría de hogares colombianos. Pobreza, deudas y limitaciones para satisfacer las necesidades básicas al ser percibido por las familias que la inflación superó con creces la cifra del 3,8% dada por el gomelo que dirige el Dane. Muchas personas se preguntan insistentemente en dónde mercan y compran los funcionarios de esta institución, pues cada vez es más evidente que el aumento de precios es muy superior a las cifras oficiales.
En la otra orilla, la situación es diametralmente opuesta. Dice la Revista Dinero que el señor Luis Carlos Sarmiento Angulo sumó otros 3.000 millones de dólares a su fortuna en el año 2019, una cifra que no le cabe en la cabeza a la mayoría de las personas. Continúa esta revista diciendo que este señor sigue consolidando su fortuna gracias a los buenos resultados que han tenido las acciones de sus negocios, las cuales prometen prolongar su repunte en la bolsa colombiana.
Además de las acciones referidas se podría decir que el señor Sarmiento Angulo es dueño de medio país y que tiene en el Congreso a un conglomerado de senadores y representantes que están prestos a defender sus intereses y sus negocios. A este señor nada lo toca, nada le pasa a pesar de los escándalos de Odebrecht, de sus fracasos en la vía al llano y otro cúmulo de estropicios. Ah, me olvidaba que también controla los más importantes medios de comunicación y que a través de muchos pseudoperiodistas prepagados las noticias van en otra dirección.
Las buenas noticias de este multimillonario se suman a las del mismo tenor para un sector como el financiero que año tras año produce para los dueños de los bancos unas utilidades que se expresan en billones de pesos. “Al país le va mal, pero a la economía le va bien”, decía un desaparecido líder gremial, haciendo referencia a la monumental desigualdad económica que se vive en este país y que seguirá creciendo con la reforma tributaria que el gobierno y los congresistas nos acaban de regalar en estas festividades.
Las ganancias del sector financiero y especialmente de los bancos en Colombia es francamente inmoral. Éstos ganan por todo y esquilman a sus ahorradores y clientes. No es sino ver lo que pagan por tener el dinero de un ahorrador en un CDT versus lo que cobran por cualquier tipo de crédito que desembolsen. Así es la cosa en este país, donde como manifiestan algunos opinadores, tenemos un presidente que le quita a la clase media para seguir haciendo crecer las ganancias de los ricos. Menos impuestos y mejores salarios decía en campaña el hoy presidente, no sé si reír o llorar.
Estos contrastes seguirán eternamente sino se logra que definitivamente se entre a cambiar este modelo económico neoliberal que amenaza con acabar los pocos bienes que le quedan al Estado, seguir dando gabelas a los más poderosos y empobreciendo a las mayorías. Ese es un tema sustantivo que seguirán enarbolando los sectores que promovieron el paro del 21 de noviembre del 2019.
Que el 2020 que despunta sea el año en que podamos empezar a cambiar este panorama de contrastes vergonzosos e inmorales.