Arranca 2023 con un anuncio del presidente Gustavo Petro que sacude el tablero en busca de la paz total. Escribió a través de su cuenta de Twitter en las últimas horas del año anterior que se acordó un cese bilateral al fuego con cinco grupos armados hasta el mes de junio. Los actores armados son el Eln, la Segunda Marquetalia y el Estado Mayor Central, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Clan del golfo) y las Autodefensas de la Sierra Nevada. Como dicen, toda una amalgama entre guerrillas y paramilitares, algo inédito en este largo recorrido por lograr la reconciliación entre los colombianos.
La pausa en las acciones armadas entre las partes será entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2023. Según el presidente Petro, este cese bilateral de fuego obliga a las organizaciones armadas y al estado a respetarlo. Otra característica mencionada es que podrá ser prorrogable según los avances de las negociaciones y tendrá mecanismos de verificación nacionales e internacionales. El propósito de esta medida se inscribe en “…suspender la afectación humanitaria de la población en general y, en particular, las comunidades étnico territoriales, campesinas y a la Nación”.
No se acababa de anunciar la medida cuando desde diferentes sectores se continuó con las opiniones polarizadas. Voces contrarias al gobierno, rechazan la medida e insisten en que la política de seguridad humana ha sido un impedimento para confrontar a la delincuencia organizada y como resultado de ello, mencionan, apoyados en un informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) que, durante los primeros 100 días del gobierno se presentó un descenso en las operaciones de la fuerza pública de cerca de un 70 por ciento con respecto a 2021. Si esto ya venía presentándose, según ellos, con el cese se agravará mucho más.
Sin embargo, para la otra orilla es fundamental y audaz la estrategia del gobierno nacional. Disminuir el asesinato de líderes sociales y civiles es un propósito que se conseguirá con esta medida. Salvaguardar la paz en territorios étnicos es otro aspecto que se busca garantizar y por ello la verificación nacional e internacional tendrá esa tarea. Lograr este acuerdo de cese bilateral de fuego es un fruto de los esfuerzos del gobierno en su conjunto y requerirá del apoyo ciudadano.
Lograr la paz total es el gran propósito del gobierno y debería ser el de todos los colombianos. Para muchos es una pretensión ilusa e irrealizable, especialmente porque el conflicto armado ha tenido al narcotráfico como el gran componente dinamizador del mismo, sin embargo, es necesario confiar en esta apuesta, indispensable para construir un país en el que todos podamos vivir con dignidad.
Es positivo que la paz se reposicione en la agenda nacional y que volvamos a movilizar a la ciudadanía tras un propósito como la reconciliación y la convivencia entre los colombianos. Es mejor tenerla al centro del debate. Hay muchos insumos y aprendizajes que existen como resultado de otros procesos, caso particular la negociación con las Farc y dentro de ella el trabajo realizado por la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad. Elementos existen y sobre todo hay voluntad política entre las partes que es fundamental para avanzar.
Que este nuevo año sea el que permita reavivar el anhelo de paz entre los colombianos y ante los malquerientes de este propósito, seamos capaces de afirmar con vehemencia: más vale una paz imperfecta, que una guerra perfecta. Lo anhelan y lo merecen las generaciones presentes y futuras.